'Ningún gobierno puede discutir con actores sociales si no está seguro de qué está proponiendo'
Con el vicepresidente Danilo Astori
La reforma del Estado, las consecuencias del fallo de la Corte Internacional de La Haya, el uso que debe darse a las reservas del Banco Central, la polémica originada en la interna frenteamplista por la candidatura de Ana Olivera, la elección de alcaldes, la propuesta del presidente de Costa Rica de eliminar las Fuerzas Armadas, e incluso la situación de los derechos humanos en Cuba, estuvieron presentes en el diálogo de Brecha con el vicepresidente de la República.
Gabriel Papa
—El segundo gobierno del FA genera grandes expectativas, las cuales probablemente se han potenciado a partir de los planteos públicos realizados por el presidente José Mujica sobre vivienda, seguridad, infraestructura, reforma del Estado. ¿No se corre el riesgo de generar cierta frustración?
—El planteo de los temas referidos en la pregunta no obedece a otra cosa que al cumplimiento estricto del programa de gobierno y a los anuncios realizados durante la campaña electoral. Creo que apostaríamos a una gran frustración si nos equivocáramos en el manejo de los tiempos y los recursos para encarar esos procesos. El propio ejercicio de la política irá dando cuenta de si somos capaces, no sólo de plantear los temas sino también de alcanzar los objetivos.
El hecho de haber planteado claramente los temas desde el primer mes y de haber localizado los ámbitos de trabajo es una decisión correcta, que comparto, y que le muestra al país que hay un gobierno decidido a cumplir con sus compromisos y que comparte con la ciudadanía los avances con mucha transparencia.
—En relación con la reforma del Estado, por ejemplo, ha habido mensajes contradictorios.
—Ha habido malentendidos, que creo fueron aclarados. Lo que el gobierno plantea, y creo que el PIT-CNT comparte, es comenzar con un nuevo sistema de ingreso a la administración pública, que tendremos definido a partir del próximo año. Hasta ese entonces nos manejaremos atendiendo las situaciones de las distintas unidades ejecutoras de la mejor manera posible para asegurar el servicio.
Lo fundamental es que exista un área de coordinación, que no vacilo en ubicar en la OPP, que está definida constitucionalmente como una oficina de trabajo directo con la Presidencia.
—¿Qué opina del reclamo del PIT-CNT sobre la definición de ámbitos precisos de discusión?
—Estoy de acuerdo, y el gobierno los va a proponer muy pronto. No lo ha propuesto aún porque, en primer lugar, es necesario que el propio gobierno procese en su interior las características fundamentales del tema. Y en este momento el Consejo de Ministros por un lado y la bancada parlamentaria por el otro están analizando el documento de lanzamiento de la propuesta. A la brevedad tendremos una posición articulada sobre este importante tema. Ningún gobierno puede discutir con actores sociales si no está seguro y no tiene muy claro lo que está proponiendo.
—En relación con la política exterior se ha procesado una agenda muy activa y con una fuerte impronta presidencial. ¿Qué debe esperar la ciudadanía en el futuro en la materia?
—La primera y fundamental señal es que el camino de Uruguay es de apertura al mundo. No hay estrategia de desarrollo nacional sin un país cada vez más abierto. No se trata de cualquier apertura, porque el país debe ser capaz de manejar adecuadamente su estrategia de inserción.
Una segunda señal es que se asigna una prioridad evidente a la región, y no sólo me refiero al Mercosur. Al cual, por cierto, le damos mucha importancia y le dedicamos mucho análisis y trabajo para superar los problemas muy elementales, diría que muy básicos, que padece. Hoy, miércoles 7, el presidente Mujica está en Venezuela procurando dos cosas fundamentales: la vinculación energética y la promoción de exportaciones de nuestra agroindustria. Venezuela no está en el Mercosur, y aparentemente va a pasar algún tiempo hasta que lo esté, porque hay un país (N de R: Paraguay) que se opone firmemente a su ingreso. Se le ha asignado mucha importancia a la Unasur. De hecho, uno de los temas de diálogo con el presidente Lula fue la Unasur y el liderazgo brasileño. Un liderazgo que empezamos por reconocer de manera natural y que también planteamos como aspiración política. Es decir, queremos que Brasil ejerza ese liderazgo. Porque, a nuestro juicio, no ha estado muy clara su voluntad de hacerlo en el ámbito regional, como sí ha estado muy presente su vocación de "jugador global".
Una tercera señal se vincula a la importancia que el presidente Mujica, y quienes trabajamos con él, le otorgamos a la inversión extranjera como expresión, precisamente, de la apertura al mundo. Mujica se ha estado ocupando personalmente del avance de importantísimos proyectos de inversiones, de manera que tomen un camino coherente con el interés nacional. Y eso es una señal de apertura al mundo en su conjunto.
—Uno de los temas discutidos públicamente, incluso desde antes de la asunción presidencial, ha sido el de las reservas del Banco Central (BCU). ¿Cuáles serían los principales ejes de discusión en este tema y cuál es el estado de situación?
—El tema no sólo ha estado en los medios de comunicación sino que es objeto de conversación entre los integrantes del gobierno. El país tiene importantísimos desafíos en materia de inversión privada y pública, y el papel de esta última en el área de las infraestructuras es decisivo. Y, justamente, Uruguay tiene a su alcance un conjunto amplio de posibilidades de financiamiento. Es decir que no existe ningún proyecto de inversión que Uruguay necesite que dependa del uso de las reservas.
Uruguay se debe a sí mismo un estudio del nivel más adecuado de sus reservas, se habla de la determinación del "nivel óptimo de reservas", dada su situación económica y financiera. Y el BCU ha asumido esa responsabilidad, lo cual, en definitiva, nos va a dar mejores parámetros para discutir el tema.
Finalmente, quiero decir que si se definiera que el país tiene la posibilidad de hacer uso de sus reservas para fines alternativos a los actuales, no tengo dudas de que el uso más conveniente sería el de recomprar deuda pública. Porque el país percibe una rentabilidad muy baja por sus reservas, al mismo tiempo que está pagando intereses elevados por su deuda, sobre todo aquella que es de corto plazo y que está asociada con la política monetaria.
—¿En qué se ha avanzado con la oposición en la integración de los directorios de los entes públicos?
—Durante el período anterior, tanto el gobierno como la oposición hicimos distintos aprendizajes. Uno de ellos es que hay que valorar positivamente la posibilidad de que la oposición participe en los directorios de los entes y empresas del Estado. Y no sólo para controlar sino también para participar de las decisiones.
Recuerdo que la única vez que el FA pudo participar en los directorios, durante el primer gobierno de Sanguinetti, la evaluación de la experiencia fue ampliamente positiva. Lamentablemente luego, aun cuando el FA había alcanzado el 40 por ciento del electorado, no tuvimos la posibilidad de continuar con la experiencia.
—¿El humo blanco en torno a los entes puede suponer que se alcanzará "automáticamente" un acuerdo con relación al Tribunal de Cuentas y la Corte Electoral?
—No usaría el término "automático" pero, seguramente, tendremos una culminación positiva de las negociaciones. Sobre la base de aceptar, todos, un criterio que me parece sabio: que ningún partido tendrá la mayoría absoluta en esos organismos. Se intentará reflejar el resultado electoral pero sin que se consolide una mayoría absoluta. Convocaremos para una y otra institución a figuras de notoria jerarquía y credibilidad para ocupar la presidencia (N de R: el abogado Ronald Herbert será el presidente de la Corte Electoral).
—¿ Cómo se debe interpretar, a su juicio, el fracaso de la subasta de la segunda terminal de contenedores?
—Ante todo quiero reafirmar que el desarrollo de la logística ha sido definido por el gobierno, y lo seguirá siendo, como estratégico. El desarrollo del puerto de Montevideo, que ya está en situación de hacinamiento, es absolutamente imprescindible. Por lo que el gobierno va a seguir trabajando para lograr la instalación de una segunda terminal. Por supuesto hay que analizar las causas por las cuales la subasta se declaró desierta, para asegurar que se obtengan resultados positivos en el futuro. Y el método de subasta será mantenido porque nos parece que es el más transparente.
—¿Qué importancia le adjudica al proyecto minero Aratirí (véanse páginas 4 y 5) y cómo evalúa las protestas de varios productores de la zona de influencia?
—De concretarse el proyecto, porque actualmente está en la fase del estudio de prefactibilidad, sería la mayor inversión en la historia del país. Lo cual no hace más que confirmar las posibilidades que tiene el desarrollo de la minería, que hasta ahora ha estado circunscripta a emprendimientos mucho más chicos. Si la inversión se concreta, lo que deseo como uruguayo, va a contribuir a seguir modificando la estructura productiva y de exportación.
Justamente, teniendo en cuenta que el proyecto está en fase de prefactibilidad, el presidente Mujica le trasmitió a la sociedad que no le pidamos a esta gente respuestas que, por la fase en la cual se encuentra, no puede dar. Por supuesto que, llegado el caso, tiene que ser posible articular los intereses del proyecto con aquellos de los productores agropecuarios localizados en el área de influencia.
Uruguay no puede echar por la borda lo que ha hecho en materia ambiental, tiene que mantener una conducta rigurosa en esta materia. La imagen de Uruguay es la de un país que se preocupa y ocupa del tema, y que tiene un resultado razonablemente bueno.
Por otro lado, el proyecto nos muestra que tenemos que actualizar la institucionalidad vinculada a este tema. Me refiero, por ejemplo, al código de minería y a la estructura del ministerio que está al servicio de esta actividad. No estoy proponiendo la creación de un nuevo ministerio, pero es evidente que el de Industria, Energía y Minería es uno de los más sobrecargados.
—A partir de algunas de las repercusiones de la crisis global, Uruguay estuvo, y se mantiene, en el foco de la Organización de Comercio (OCDE) en relación con las regulaciones que hacen a los movimientos de capital y el pago de impuestos asociado.
—Uruguay ya alcanzó la meta de los 12 acuerdos que propuso la OCDE, creo que el decimosegundo es el que se acaba de concretar con Canadá, por lo que debería quedar fuera de una lista gris a la cual, por otro lado, nunca debió ser incorporado.
El país tiene un sistema tributario que claramente grava a los no residentes y tiene los mejores mecanismos de regulación y supervisión bancarios. Además, el llamado "secreto bancario" es absolutamente levantable por la justicia y, a partir de la vigencia del nuevo sistema tributario, hay plazos fictos breves que, una vez agotados, obligan a levantar el secreto bancario. Por otro lado, el país colabora activamente en la lucha contra el lavado de activos y lo hace a partir de una institucionalidad moderna. Espero que Uruguay salga de esa lista gris y que no haya ninguna noticia negativa.
—En vísperas de las elecciones municipales existe cierto malestar en muchos frenteamplistas con la gestión del FA luego de 20 años de gobierno de la ciudad, ¿comparte esta opinión?
—No estoy en condiciones de evaluar el descontento o la insatisfacción de los frenteamplistas. Sí veo que, políticamente, una clarísima mayoría de la población montevideana sigue adhiriendo al fa. Pero como montevideano no dejo de ver también la necesidad de mejorar notoriamente la gestión de la IMM en muchos aspectos importantes. Me refiero, por ejemplo, a la limpieza de la ciudad, el alumbrado, el tránsito, aspectos en los cuales hay que seguir mejorando. Por otro lado, la elevada carga tributaria incide, también, en esperar mejores resultados.
—También se ha señalado que el proceso a partir del cual se eligió a la candidata del FA para Montevideo, Ana Olivera, evidenció la necesidad de un cambio en el estatuto del FA.
—Hay que revisar el estatuto del FA con el objetivo de acercar cada vez más el funcionamiento de la estructura a la voluntad del pueblo frenteamplista. El episodio de la elección de Ana Olivera, a la que apoyo totalmente y convoco a todos los frenteamplistas a encolumnarse detrás de su candidatura, es sólo un ejemplo en esta historia. En numerosas ocasiones he percibido un divorcio importante entre el funcionamiento de la estructura y el sentimiento del pueblo frenteamplista. Ojo, no es para nada sencillo: el estatuto vigente fue el resultado de un trabajo incansable realizado bajo la presidencia de Seregni. Pero no podemos ignorar que se han presentado situaciones a partir de las cuales se puede decir, ahora sí, que el pueblo frenteamplista no ha quedado satisfecho con el funcionamiento de la estructura.
—La ley que plantea la elección de alcaldes también ha sido muy criticada, incluso, en su momento, por usted y por Mujica. ¿Por qué se la terminó adoptando?
—Cuando llegó el momento de tomar una decisión, hubo dos posiciones. Por un lado la nuestra, que era la de estudiar un poco más a fondo el tema, no para cuestionar la idea de la descentralización, sino para mejorar la puesta en práctica de un proyecto que es muy ambicioso. La otra posición, que se impuso, sostenía que, a pesar de reconocer la existencia de dificultades, había que dar una señal inequívoca de voluntad de avanzar en el tema.
Ahora no nos queda otra que hacer lo posible para, en primer lugar, involucrar a la población explicando al máximo el significado de esta etapa de la descentralización y, luego, haciendo lo posible para tener un resultado positivo de su implementación. Reconozco que no va a ser sencillo, ni una cosa ni la otra. Pero no podemos retacear el esfuerzo.
—¿Qué hay que esperar que suceda luego de conocerse el fallo de La Haya, el próximo 20?
—Siempre creí, y más ahora a partir de la buena relación que existe entre el presidente Mujica y la presidenta argentina, que el fallo de La Haya abría la oportunidad para iniciar una nueva etapa. Le ofrece a los involucrados fundamentos para tomar decisiones que, por alguna razón, no estaban en
condiciones de tomar previamente. Además del compromiso de acatar el fallo y de las repercusiones directas con relación al bloqueo del puente San Martín, el fallo facilitará el tratamiento de otros temas, como el dragado del canal Martín García, que son muy importantes para el país.
—Durante la sesión del Senado en la cual se debatió la política económica, el miércoles 7 con la presencia del ministro Fernando Lorenzo, la oposición usó recurrentemente la expresión "bienvenidos al club" dirigida al FA. ¿Qué significado le otorga?
—Es una de las cosas más graciosas que escuché, no sé a qué club se refieren. Lo concreto es que el FA y los partidos de la oposición hemos tenido enfoques muy distintos en política económica, enfoques que se expresaron desde el primer día del primer gobierno del FA. En particular, estas diferencias se expresan en el terreno fiscal y surgen de la respuesta que se dé a dos preguntas: en qué gasta el gobierno y cómo se obtienen los recursos para financiar ese gasto. Una respuesta desapasionada y objetiva a estas dos preguntas permite apreciar la diferencia entre los gobiernos del FA y los de los partidos que ahora están en la oposición. Y, respetuosamente, nos daríamos cuenta de que no puede haber un club único porque, hasta ahora, las respuestas a esas dos respuestas han sido notoriamente diferentes.
Me parece una ocurrencia eso de "bienvenidos al club del centro". El gobierno de izquierda ha tenido su personalidad, que es muy definida y distinta a la de los anteriores gobiernos. Esto no es ninguna agresión verbal, es un hecho, una comprobación de la realidad.
ANTE EL PLANTEO DEL PRESIDENTE COSTARRICENSE, OSCAR ARIAS. Repensar las Fuerzas Armadas
—Las Fuerzas Armadas constituyen una institución de existencia indiscutible en la realidad nacional. Por eso considero bastante desgraciado el planteo del presidente Óscar Arias, que ha sido casi unánimemente rechazado, porque significa una intromisión inaceptable.
En todo caso, repensar las Fuerzas Armadas es una tarea permanente. Repensar aspectos como su desarrollo profesional, las propias hipótesis de conflicto o su inserción cada vez más profunda y coherente en la sociedad. Además hay que destacar que el papel que cumplen en el contexto internacional y el desempeño que tienen en sus misiones es motivo de prestigio para el país.
—¿Se puede pensar en un papel de las Fuerzas Armadas en las políticas sociales?
—Una de las ideas lanzadas por Mujica con relación al papel de las Fuerzas Armadas es su convocatoria a la colaboración en el tema de la vivienda, en el marco del Plan de Solidaridad.
—¿No significan una mochila muy pesada desde el punto de vista presupuestal y también a partir de ciertas prestaciones que se derivan de la Caja Militar?
—Empezando por lo último, la reforma de la Caja Militar es una tarea que quedó para este período. La tenemos que hacer.
Decías una mochila pesada, sí, lo son. El ministro Luis Rosadilla y el propio presidente Mujica han planteado la necesidad de aumentar los sueldos sumergidos de los soldados. Ese es un ejemplo de una prioridad que tendrá que ser manejada en función de las posibilidades presupuestales. Porque, además del tema salarial, también se plantea la necesidad de mejorar el equipamiento, en particular en la Armada y la Fuerza Aérea. ¿Se puede hacer todo junto? Yo creo que no. Todo al mismo tiempo no se puede.
AYUDAR A CUBA
"Por el enorme cariño, la gran adhesión que hemos siempre sentido hacia la revolución cubana, creo que estamos transitando tiempos en los cuales es necesario, más que nunca, ayudar a Cuba.
Eso significa reconocer los enormes méritos que ha tenido la revolución, particularmente en los campos de la salud, la educación y la inclusión social. También significa seguir oponiéndonos con mucha firmeza a la política tozuda y terriblemente negativa de Estados Unidos de hostigamiento y bloqueo.
Pero también significa empezar a decir lo que sentimos cuando entendemos que en Cuba se cometen errores, y no callarlos pensando que se ayuda ocultando las cosas negativas. Y la verdad es que están pasando cosas negativas en Cuba.
Cosas que ahora tienen la expresión notoria de los huelguistas de hambre. Pero también me refiero al hecho de seguir insistiendo con un régimen de partido único que hace muy difícil canalizar las disidencias y permitir que se traduzcan en aportes constructivos para la sociedad, incluso para mantener viva a la propia revolución. Creo que hablar de esto también significa ayudar a Cuba.
Yo desearía que Cuba inicie, bajo la conducción de sus propios dirigentes, una transición hacia una nueva estructura política que admita institucionalmente el debate, la disidencia. Es decir, que admita un régimen de pluralidad que puede traducirse en la existencia de distintos partidos políticos y en nuevos mecanismos de decisión. Ayudar a Cuba es ser muy sinceros en el planteo de lo que uno desearía que siguiera pasando en Cuba, así como en el planteo de aquello que uno no desearía que siguiera pasando.
Quiero agregar que hace poco se expresó un grupo de compatriotas en términos que comparto totalmente."
Fuente: Brecha
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