Educación y comunicación

HERNÁN SORHUET GELÓS

Vivimos tiempos de definición para el futuro de la sociedad. Aunque pueda pasar desapercibido la nueva ingeniería social requiere mucha inteligencia, información y participación, si pretende alcanzar buenos niveles de equidad y sustentabilidad.

Frente a ese desafío emerge la educación y la comunicación como pilar fundamentales, sobre los cuales realizar los ensayos. Es probable que el problema mayor para efectivizar estos cambios sea la falta de visión sistémica de la realidad, algo que propone la educación y la comunicación ambiental desde hace tiempo.

Vale la pena recordar que en 1998, al cumplir la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) medio siglo de vida, promovió en todo el mundo el llamado "Desafío de Fontainebleau"; un documento inspirado en una visión que sigue peligrosamente distante. "Debemos ir más allá de la toma de conciencia, debemos ir a la acción." Aunque la afirmación pueda parece obvia, los hechos demuestran que no lo es.

A los gobiernos y agencias intergubernamentales la UICN les reclamaba ir más allá de las visiones de corto plazo, e invertir sus fuerzas y recursos en desarrollar una nueva política que reconozca a la conservación y al uso sustentable de los recursos naturales como ejes fundamentales de la seguridad económica y social de todos los pueblos.

A los sectores de la economía, que reconocieran su responsabilidad por el bienestar de las comunidades, por la paz y la estabilidad de las regiones de donde obtienen sus ganancias. A la comunidad científica, que brindara su conocimiento, sabiduría y visión a los políticos, a los sectores económicos, al mundo de la educación y a los medios de comunicación para que alimenten el debate y fortalezcan la democracia.

A los educadores y comunicadores, que sus mensajes hicieran explícita la compleji-dad de los retos que todos debemos asumir, y que utilicen a la naturaleza como elemento unificador de nuestra diversidad.

A las organizaciones de la sociedad civil, que se movilizaran en función de la conservación, de su capacidad para exigir cuentas, para demandar el cambio, para predicar con el ejemplo y para proteger los derechos de los pueblos a su tierra y a sus recursos.

Se debe insistir en la educación y la comunicación porque son potentes motores del cambio social y político. Las transformaciones más significativas en esas áreas no ocurrirán en sus aspectos formales, programáticos o administrativos, sino en la concepción filosófica de fondo, en la forma de ver la realidad y de analizar las causas de los problemas. Porque solamente conociendo la verdadera naturaleza de los problemas que enfrenta la comunidad se podrán hallar las mejores soluciones.

A esta altura parece obvio que la sociedad tiene pendiente debatir sobre varios asuntos críticos como el modelo de desarrollo, la gestión de ecosistemas, las modalidades con consumo y producción, y el sistema educativo vigente.

Fuente: El Pais Digital

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