Nuestro peor enemigo es la negatividad, una mente sana debe nutrirse de pensamientos constructivos que nos ayuden a afrontar las situaciones de cada díaSomos nuestro peor aliado. Indiscriminadamente bombardeamos a nuestro organismo con nocivas lociones de pensamientos negativos, ideas funestas y derrotistas que nos sumen en la docilidad y la rendición.
Ante un reto, ¿qué mejor medicina que el arrojo y la perseverancia? Cuando caemos en el desánimo nuestras capacidades naturales para enfrentarnos a los problemas cotidianos quedan mermadas a un murmullo sordo.
De este modo le abrimos la puerta al enemigo y, con una sonrisa de sumisión dibujada en el rostro, le invitamos a pasar para que profane sin comedimiento el santuario de nuestra mente y nuestro cuerpo.
Legiones de virus y gérmenes patógenos lentamente se van apoderando de nosotros, tomando el control de nuestro organismo, conminándole a seguir unas directrices erráticas basadas en el caos, el libre albedrío y las disfunciones.
Cuando la astenia y la apatía, la abulia o la depresión entran en nuestras vidas, tejemos una gelatinosa y tupida telaraña donde quedan atrapados invasores exógenos portadores de energía negativa. Su radio de acción no conoce fronteras.
Del mismo modo que una sonrisa, un abrazo, un beso o una caricia promueven la ternura y el afecto, la negatividad invoca a los emisarios de la mala fortuna para arrastrarnos a un océano de profundidades abisales.
Esta, la desdicha, acude rauda a la llamada y sin contemplaciones se ceba de nuestro decaimiento. Perdidos en este paraje de tristeza damos bandazos errabundos, como barquitos de papel azotados por un vendaval.
Podemos influir en el organismo con nuestros pensamientos, generados en el cerebro a través de unas moléculas llamadas neuropéptidos
Como las abejas acuden obedientemente al panal, así, la mala suerte entra en nuestra vida sin preámbulos, sin llamar a la puerta; se sirve a manos llenas sin preguntar si nos parece bien o mal.
Recogemos lo que sembramos. De este modo, la cosecha de nuestras acciones y pensamientos revertirá en deliciosos frutos lozanos o muy al contrario, malogrados, degradados, podridos.
Una preciosa definición para entender mejor el complejo universo de los pensamientos podría ser: Neuropéptidos, las moléculas de la emoción.
Estas sustancias, formadas por la concatenación de dos o más aminoácidos, son segregadas por el cerebro con cada pensamiento.
Su función es tanto estimuladora como inhibidora y se encargan de procesos o mecanismos tales como la regulación alimentaria, el comportamiento sexual, el control del dolor o el aprendizaje y la memoria.
Resultan curiosas, inquietantes y esclarecedoras las más recientes revelaciones científicas acerca de cómo nuestros pensamientos pueden influir de una manera directa, precisa y diáfana sobre nuestro organismo, haciéndole enfermar u observar una milagrosa y rauda recuperación.
Si bien poseemos un sistema inmunológico dotado de valerosos batallones de linfocitos que plantarán cara al más aguerrido de los virus o gérmenes patógenos, este mantiene en todo momento un peculiar "diálogo" interno con nuestros pensamientos, escucha sus emociones, su reacción está condicionada por la naturaleza de lo que pensamos...
Estas células blancas, encargadas de defender nuestro organismo y vetar la entrada a posibles intrusos malintencionados, poseen puntos específicos o estaciones destinadas a la recepción de los llamados neuropéptidos o moléculas de la emoción.
La reflexión parece clara... cuidemos nuestros pensamientos para cuidar de nuestro organismo, pues pueden resultar notablemente más perniciosos estos que cualquiera de los microbios invasores más sofisticados.
VÍCTOR VIRGÓS.
Difundelo en tus redes Favoritas
;)
0 comentarios: on "Beneficios del pensamiento positivo"
Publicar un comentario
Si en esta entrada tenes para aportar un articulo, experiencia o conocimiento, con las cuentas de aqui abajo u OpenId hazlo!
La forma de relacionarse socialmente de todos es aceptada , pero valoraremos el aporte y los argumentos.