Ahora es Grecia que los vuelve a poner en evidencia. Son funcionales a ellos mismos más que a sus clientes.
¿La culpa es de los reguladores (o su falta) o de las entidades? Muchas veces me pregunto si la gente no fuera vista ni acusada, si no robaría varios millones de un banco si tuviera allanado el acceso al Tesoro.
Los Estados mundiales han salvado a los bancos para evitar catástrofes más graves que las financieras. O al menos es lo que nos han hecho creer.
Pero los banqueros han vuelto a sus malas prácticas: más especulación inescrupulosa y más premios y salarios más equivalentes a épocas de extrema bonanza que a épocas de ajustes, máxime cuando han sido salvados por bolsillos contribuyentes, y que si no fuera por ellos, sus bancos hubieran probablemente desaparecido, asi como sus puestos.
Parecía el más puro film de Hollywood. Los banqueros prestando juramento como acusados en la Corte, jurando que decían la verdad, la propia, que no siempre se condice con la real, la escrita en los libros (no contables). Los presidentes de Goldman Sachs (NYSE:GS), JPMorgan (NYSE:JPM), Morgan Stanley (NYSE:MS) y Bank of America (NYSE:BAC) parados ante la Comisión de Investigación sobre la crisis financiera en Washington. Los cuatro jinetes del Apocalipsis descartan las acusaciones, culpan a los ciclos económicos, a la imponderabilidad de las crisis, a la fatalidad, casi a la mala fortuna de los astros. “No hable de actos de Dios”, lo increpó el presidente de la Comisión, Phil Angelides, cansado ya, de los misticismos económicos de Lloyd Blankfein, cabeza de Goldman Sachs, atajándose éste de las acusaciones . “La crisis es el resultado de las acciones cometidas por los hombres y las mujeres”, lo aleccionaba Angelides.
El mismo pensamiento de la calle, la local y la internacional al respecto de estos banqueros que no han aprendido ni parecen haber valorado el esfuerzo tanto de contribuyentes como de gobiernos, gobiernos que arrastran ahora pesadas deudas, en parte provocadas por engaños a inversores y estados, maquillajes contables y estafas legales. Ellos parecen impermeables a las críticas.
Se salvaron a las entidades financieras, pero las deudas pasaron a los pasivos de los Estados mundiales y de los contribuyentes impositivos. Fue apenas un traspaso: no se solucionó el problema, sino que se lo pasó a otras manos.
Según un sondeo de Ifop-Le Monde, un 80% de los franceses y un 73% de los británicos creen que los banqueros no han aprendido ninguna lección de la crisis.
Deutsche Bank, BNP, Société Générale, Goldman Sachs han obtenido importantes beneficios, lo que sería algo para celebrar, si no fuera que han vuelto a las deleznables prácticas y maniobras contables que llevaron a las finanzas mundiales a la crisis.
En Francia, Société Générale apartó de sus 678 millones de euros ganados en 2009, casi la mitad, unos 250 millones para agasajar a sus ejecutivos, luego de que Francia ayudara a sus bancos a salir de la crisis inyectando 21.300 millones de euros y los bonus bancarios fueran vivamente criticados. BNP, su gran competencia, distribuirá 500 millones de euros entre sus ejecutivos de mercado. Al menos ha bajado su ratio de remuneración (relación entre remuneraciones y ganancias) de 28%, contra un 40% en años anteriores. Para el dorado Goldman, que ganó 6 veces más en 2009, el ratio es nada menos que del 44% (una especie de Google, el banco en el que todos los traders añoran trabajar), y en el británico Barclays por ejemplo, del 38%. El gobierno francés, enfurecido, decidió seguir al británico y gravar en un 50% los bonos vertidos en 2010 (del ejercicio 2009) mayores a los 27.500 euros. BNP con 4.000 operadores, tiene un promedio de 125.000 euros por trader. Así y todo, no se intimidan.
El caso de los directivos de la aseguradora AIG (NYSE:AIG), responsable de la crisis subprime, salvada por el gobierno y los estadounidenses fue casi grosero. Se fueron de juerga una semana y en un hotel en California despilfarraban dineros prestados para el rescate de la empresa, más de US$ 200.000 en habitaciones, US$ 23.000 en servicios de spa, y se aplicaron bonus de más de US$ 1 millón por cabeza, mientras se estaba gestando un desempleo de un 10% en EEUU, los estadounidenses perdían sus casas y entraban en quiebra. Mientras tanto US$ 20.300 millones de dólares cobraba el sector financiero en el año 2009…¿Una baja con respecto al 2008? Todo lo contrario, un 18% de suba con respecto a 2008. El salario medio de los estadounidenses bajaba un 1, 4% en el mismo año.
Si la banca se ha recompuesto tan rápidamente de una crisis que se la catalogaba como la peor en los últimos 80 años, fue gracias al apoyo incondicional obtenido por los Estados internacionales a través de planes de salvataje, sin exigencias. El premio Nombel Joseph Stiglitz lo decía: “El plan Geithner ha sido extremadamente favorable a los bancos, que han logrado que sus pérdidas fueran transferidas al contribuyente”.
Un sector con fuerte lobby en Estados Unidos, el bancario, que gasta, mejor dicho “invierte” unos US$100 millones al año en lobbies parlamentarios, no es de extrañar. Y ni mencionar la cosanguineidad que Goldman Sachs tiene con los sucesivos gobiernos de EEUU, tan funcional que sus ejecutivos suelen revestir en las filas gubernamentales (el ex Secretario del Tesor Paulson, el principal consejero de Geithner, Patterson, Gansler, quien dirige la comisión encargada de controlar los productos derivados). ¿Por qué debiéramos entonces hacer callar al CEO de Goldman, Lloyd Blankfein, cuando dice que Goldman está ahí “para hacer el trabajo de Dios”? ¿Podría a Goldman irle peor en sus actividades si no tuviera esa relación incestuosa con el gobierno de Estados Unidos? ¿Cuál es el límite de la información privilegiada para alguien que actúa en relación carnal con el gobierno?
Nos damos bien cuenta ahora que las responsabilidades no han sido nunca exclusivas del sector financiero en esta crisis, sino también del gobierno por alejar la mirada regulatoria y por impulsar desde siempre una insana cercanía con la industria financiera.
Los ciclos económicos se crean así sin importar cuál es el origen, siguen su curso. Y nuevas burbujas se crean. Y esa especulación extrema se vuelca ahora a commodities, a emergentes, y a productos que originaron la crisis.
Hasta la próxima,
Paola Pecora
Fuente: Maria Daireaux Globedia.com
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