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viernes, 11 de junio de 2010

La Intendencia de Canelones prohíbe fumigaciones aéreas con agrotóxicos

¿Medida pensada en la población o en el avance sojero?

En el mes de abril la Intendencia de Canelones* prohibió las fumigaciones aéreas en todo el departamento y las mismas solo serán autorizadas para casos excepcionales. Hasta ahora no se ha determinado la sanción para los infractores.

Esta medida estuvo impulsada por varias denuncias y movilizaciones de distintos actores de la comunidad de Santa Rosa, departamento de Canelones a partir de una fumigación aérea llevada a cabo en marzo del 2008, que "sobrevoló" una escuela rural y un área densamente poblada aplicando agrotóxicos sobre un cultivo de soja transgénica.

A raíz de este hecho se formó una comisión en la Intendencia de Canelones, integrada por los departamentos de Desarrollo Productivo, Gestión Ambiental y Planificación y Urbanismo y por ediles de los diferentes partidos. Después de varios meses de análisis, la comisión solicitó la prohibición de las fumigaciones aéreas, siendo ésta aprobada en el mes de abril.

Reconocimiento de la peligrosidad

En declaraciones realizadas en el diario El País en el mes de marzo (2010), el director de Desarrollo Productivo de la Intendencia Municipal de Canelones Luis Aldabe, decía que "Dado que hay una población diversa y dispersa, es conveniente restringir ese tipo de prácticas" y aclaraba que no hubo intoxicaciones pero, dijo, que "no se puede asegurar" que no haya llegado pesticida a las viviendas de pobladores de la zona.

La prohibición de las fumigaciones aéreas agrícolas en todo Canelones se ha realizado bajo el nuevo marco regulatorio de la descentralización en materia municipal y departamental (Ley 18.567), sumado a la normativa vigente sobre Ordenamiento Territorial y Desarrollo Sostenible (Ley 18.308) que promueve el involucramiento de todos los actores, públicos y privados.

Es de destacar que Canelones es por ahora el primer y único departamento del país que prohíbe las fumigaciones áreas, y que dicho logro es el resultado del trabajo en conjunto de varios actores de la sociedad.

Las dos caras de la moneda

La medida adoptada pareciera indicar un avance en Canelones en materia ambiental. Sin embargo es importante recordar las regulaciones decretadas por el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) vigentes para todo el país y en ese marco realizar la evaluación de lo decretado para Canelones.

De acuerdo con el MGAP, está prohibido realizar aplicaciones aéreas de agrotóxicos a una distancia inferior de 500 metros de cualquier zona urbana o suburbana y centro poblado y para las fumigaciones terrestres la distancia se reduce a 300 metros. En relación a las escuelas rurales, las fumigaciones aéreas están prohibidas a una distancia inferior a 50 metros y las terrestres a 30 metros.

Por ser éste un departamento densamente poblado, el resultado de esa normativa es que se restringen enormemente las tierras de cultivos sobre las que se pueden realizar fumigaciones aéreas, ya que muchas se encontrarán en el entorno de 500 metros de algún centro poblado. Sin embargo, no ocurre lo mismo con las fumigaciones terrestres, que se pueden aproximar más a los centros poblados, por lo que en realidad la medida permite incrementar el área destinada a estos cultivos.

Es importante señalar que las fumigaciones terrestres son realizadas con grandes maquinarias llamadas “mosquitos”, y que los agrotóxicos utilizados con estas máquinas son los mismos que se usan en las fumigaciones aéreas, por lo que la contaminación resultante es prácticamente la misma.

En relación a las fumigaciones realizadas en las cercanías de las escuelas rurales, en vez de tener la contaminación a 50 metros (fumigaciones aéreas) la tendrán a 30 metros (fumigaciones terrestres). Con esta medida ahora los niños y niñas podrán sentir que están protegidos desde el cielo, pero no desde el aire, ya que la fumigación de los mosquitos se realiza desde varios metros de altura y los días de viento igualmente contaminan los patios de las escuelas donde los niños juegan a la hora del recreo. Vale recordar que la prohibición de las fumigaciones áreas fue impulsada a partir de fumigaciones realizadas sobre una escuela en particular.

La medida adoptada admite entonces dos lecturas. Por un lado, el aspecto positivo de la prohibición de las fumigaciones aéreas en todo el departamento, pero por otro lado, el aspecto negativo de permitir que se sigan esparciendo enormes cantidades de agrotóxicos que afectan en primer lugar a las escuelas rurales y población rural dispersa, pero que terminan afectando al departamento en su conjunto.

Las fumigaciones con agrotóxicos sin duda sirven para que los cultivos de soja transgénica u otros cultivos puedan crecer sanos y fuertes, pero ocurre exactamente lo opuesto con los niños que asisten a las escuelas rurales, cuya salud debería ser más importante que el agronegocio.

Cabe entonces decir que Canelones prohíbe la fumigaciones aéreas sin pensar seriamente en su población o en el medio ambiente, ya que si fuese así, también prohibiría las fumigaciones terrestres con mosquitos, que afectan a un número aún mayor de personas. Más allá de las buenas intenciones de quienes promovieron la prohibición de las fumigaciones aéreas, la medida decretada permite de hecho la ampliación del área sembrada con soja transgénica, lo que resultará en graves impactos sobre la salud de la gente y la calidad ambiental.

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